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Por lo tanto, se entorpece la ley
    y no se da curso a la justicia.
El impío acosa al justo,
    y las sentencias que se dictan son injustas.

La respuesta del Señor

«¡Mirad a las naciones!
    ¡Contempladlas y quedaos asombrados!
Voy a hacer en estos días cosas tan sorprendentes
    que no las creeréis aunque alguien os las explique.
Estoy incitando a los caldeos,
    ese pueblo despiadado e impetuoso,
que recorre toda la tierra
    para apoderarse de territorios ajenos.

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